Poner “la proa visionaria” (lo de la proa
visionaria es una expresión que aprendí del filósofo José Ingenieros) en un
objetivo; el objetivo vuelto estrella te ayuda a subir y la estrella puede ser
de varios tipos: una necesidad de agradecer a Dios, el recuerdo latente de una
persona a la que honras, la necesidad de superar algún miedo, la necesidad de
cambiar hacia lo nuevo liberador, el amor que llevas dentro, la memoria de un
ser querido trascendido; etcétera. Pero las montañas mismas son magníficas estrellas
que tanto gustan al Padre Sol. Y son tan magníficas que si las amamos
escuchándolas con respeto y bendiciéndolas con agradecimiento, las montañas
tienen gran corazón e infinita inteligencia para nunca dejar abandonado a quien
le ama. En efecto, si somos amigos de las montañas: las montañas nos ayudan a
subir.
Amigos: estudiantes magníficos del Tec de
Monterrey, campus Guadalajara:
No olvidemos poner “la proa visionaria" en las
estrellas y no en bagatelas mundanales que todo lo ensombrecen. Y continuemos
dando gracias al volcán Iztaccíhuatl porque pese a ríos de penas a los que nos
conducen las noticias diarias, aún tenemos otro tipo de noticias: las noticias
de las maravillas.
Reciban un gran abrazo.
Martín Mérida
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