Estaba a punto de cumplir 8 años cuando, por primera vez, llegó hasta mí “El
Principito,” y lo hizo haciéndose conducir a través del viento, pues no había otra opción: en mi
lugar de nacimiento no existían librerías. Desde entonces supe que haría todo lo
posible para no dejar solitario al principito en su planeta amenazado.
Hoy, 6 de abril, en la Tierra celebramos 70 años de la aparición de nuestro héroe haciendo escuchar su voz sedienta de justicia. Acontecimiento posible gracias a la
editorial norteamericana Reynal & Hitchcock (porque la editorial Gallimard,
en Francia, se demoró tres años en presentarnos al principito después de la norteamericana aparición).
Claro, lo hizo un poco después del acontecimiento en
el desierto del Sahara (desierto alejado a "mil millas de toda región habitada") donde nuestro audaz personaje forjó amistad con el aviador descrito en la historia por Antoine de Saint-Exupery. ¿Saben?.. La novela-poema "El Principito" no deja de recordarme que no debemos
dejarnos llevar por apariencias. Al
respecto, dejo aquí el fragmento del astrónomo a quien la comunidad científica
al principio no hizo caso de su descubrimiento porque no llevaba puesto un
traje con su corbata respectiva.
“Tengo
poderosas razones para creer que el planeta del cual venía el principito era el
asteroide B 612. Este asteroide ha sido visto sólo una vez con el telescopio en
1909, por un astrónomo turco.
Este astrónomo hizo una gran demostración de su descubrimiento en un congreso Internacional de Astronomía. Pero nadie le creyó a causa de su manera de vestir. Las personas mayores son así.
Felizmente para la reputación del
asteroide B 612, un dictador turco impuso a su pueblo, bajo pena de muerte, el
vestido a la europea. Entonces el astrónomo volvió a dar cuenta de su
descubrimiento en 1920 y como lucía un traje muy elegante, todo el mundo aceptó
su demostración.”