sábado, 14 de diciembre de 2013

EL ESPÍRITU DE ANTONIO VIVALDI REVOLOTEÓ Y VOLÓ EN LA CEREMONIA DE GRADUACIÓN EN EL TEC DE MONTERREY, CAMPUS GUADALAJARA, HOY 13 DE DICIEMBRE DE 2013.

El hecho de que las graduaciones en el TEC iniciaran dejándose escuchar,  de Antonio Vivaldi, el Concierto para Mandolina en Do Mayor. RV 425.Tiempo I, me hizo recordar la película de Francois Trauffaut, “L´enfant sauvage”  (El niño salvaje) donde en su fondo se hilvana este tema musical con lo propio de las partes contundentes del  “Concierto para Flauta Piccolo en Do mayor”, del mismo autor. En la historia narrada en esta película,  al niño “salvaje” se le quiso imponer lo salvaje (en verdad se trata de hechos registrados ante el niño salvaje de Aveyron; hechos mundialmente dando de qué hablar tanto a la antropología como a la pedagogía) de un horizonte educativo sin ojos para ver la alteridad (al respecto, te invito a leer mi artículo titulado “La diversidad humana nos libra de quedar  pendiendo de la nada"). Menos mal,  en este centro universitario –donde soy también profesor— tanto en los contenidos de las materias impartidas, como en cada graduación, se hace hincapié, a los dispuestos  a  pasar a  ser parte de los gremios de cada profesión, en la necesidad de tener ojos para  actuar  frente a los acuciantes problemas de la alteridad social.
 
Luego de la pieza musical, escrita  por A. Vivaldi, bien ejecutada por talentosos  estudiantes nuestros: el ingeniero José Medina y Casas, comenzó su discurso pronunciando la implacable frase de Mateo: “Todos seremos examinados de acuerdo a los talentos que hemos recibido.” Frase que cuando la escucho, sin remedio me hace pronunciar para mis adentros: “menos mal todavía no estamos en el día del juicio; pues, ¿qué irá a pasar con quienes llegaron tarde a la repartición de talentos?..  En fin, luego de la entrega de títulos y diplomas, el rector David Noel también dirigió sus propias palabras a los graduándose  en esta ceremonia. Palabras, entre las cuales, llamó de especial manera mi atención la siguiente frase: “El corrupto le lleva pan sucio a sus hijos.”
 
Al finalizar la graduación, recordé a muchos grandes personas que nunca se graduaron de alguna carrera universitaria y, no obstante, emitieron fundamentales discursos a graduados y/o graduándose. Entre ellos tenemos a Jesús, el de Nazaret, por ejemplo; Jesús quien  con un mensaje sencillo, por contundente,  dio cátedra a los graduados en la ley de Moisés. Y de estos últimos tiempos, tenemos al simpático genio Steve Jobs quien hizo reír en plena graduación a quienes tenían cara larga en la universidad de Stanford.
 
Amigos: ¡Gracias por ser tan universitarios, sean graduados o no!
 
Martín Mérida
 






No hay comentarios.: