El hecho de que las graduaciones en el TEC iniciaran dejándose escuchar, de Antonio Vivaldi, el Concierto para Mandolina en Do Mayor. RV 425.Tiempo I, me hizo recordar la película
de Francois Trauffaut, “L´enfant sauvage”
(El niño salvaje) donde en su fondo se hilvana este tema musical con lo
propio de las partes contundentes del “Concierto
para Flauta Piccolo en Do mayor”, del
mismo autor. En la historia narrada en esta película, al niño “salvaje” se le quiso imponer lo salvaje
(en verdad se trata de hechos registrados ante el niño salvaje de Aveyron; hechos mundialmente
dando de qué hablar tanto a la antropología como a la pedagogía) de un
horizonte educativo sin ojos para ver la alteridad (al respecto, te invito a
leer mi artículo titulado “La diversidad humana nos libra de quedar pendiendo de la nada").
Menos mal, en este centro universitario
–donde soy también profesor— tanto en
los contenidos de las materias impartidas, como en cada graduación, se hace
hincapié, a los dispuestos a pasar a
ser parte de los gremios de cada profesión, en la necesidad de tener ojos para actuar
frente a los acuciantes problemas de la alteridad social.
Luego de la pieza musical,
escrita por A. Vivaldi, bien ejecutada
por talentosos estudiantes nuestros: el
ingeniero José Medina y Casas, comenzó su discurso pronunciando la implacable frase
de Mateo: “Todos seremos examinados de acuerdo a los talentos que hemos
recibido.” Frase que cuando la escucho, sin remedio me hace pronunciar para mis
adentros: “menos mal todavía no estamos en el día del juicio; pues, ¿qué irá a
pasar con quienes llegaron tarde a la repartición de talentos?.. En fin, luego de la entrega de títulos y
diplomas, el rector David Noel también dirigió sus propias palabras a los
graduándose en esta ceremonia. Palabras,
entre las cuales, llamó de especial manera mi atención la siguiente frase: “El
corrupto le lleva pan sucio a sus hijos.”
Al finalizar la graduación,
recordé a muchos grandes personas que nunca se graduaron de alguna carrera universitaria
y, no obstante, emitieron fundamentales discursos a graduados y/o graduándose. Entre
ellos tenemos a Jesús, el de Nazaret, por ejemplo; Jesús quien con un mensaje sencillo, por contundente, dio cátedra a los graduados en la ley de
Moisés. Y de estos últimos tiempos, tenemos al simpático genio Steve Jobs quien
hizo reír en plena graduación a quienes tenían cara larga en la universidad de
Stanford.
Amigos: ¡Gracias por ser tan
universitarios, sean graduados o no!
Martín Mérida
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