Nuestros preconceptos nos hacen perder
riquezas literarias invaluables al dar por concluido un aparente sentido. Apariencia a la que
algunos llegan porque satisface su comodidad ideológica. No obstante: al actuar
de ese modo, nos alejamos de un principio insoslayable de todo hermeneuta: ser
un restaurador de sentido no inventándolo sino escuchando verdaderamente los
textos. Claro, a veces las pretensiones
academicistas y mercantilistas lo único que hacen es forzar la realidad a
ajustarse a la epistemología de cualquier “ciencia” o creencia, por mero interés ideológico, dejando
abandonada a la verdad que debería ser la
más fuerte búsqueda de quien se pretende humano y quiere hacer valer su papel
filosófico.
Al hablar aquí del Nican Mopohua no lo hago para regresar a las discusión
trillada y absurda de si la imagen de la virgen de Guadalupe es obra humana o
divina (no es ese horizonte el que me interesa
translucir porque para mí lo humano es divino y lo divino es humano) o
peor aún, para tirar a la basura el caso
con la tajante aseveración: la imagen de la virgen de Guadalupe sirvió para
justificar la conquista española y tam-tam. Al respecto, la imagen guadalupana
sin duda sirvió para oprimir, pero también pudo y puede servir para objetivos
liberadores porque el símbolo mariano ha estado, por ejemplo, también presente
en la lucha zapatista y otras luchas reivindicadoras de la solidaria justicia como
bien lo ha dejado especificado, una y otra vez, el antropólogo guadalupano Clodomiro
Shiller). Pero, finalmente, como ya lo hice notar, no estoy refiriéndome a la
cuestión sobre la procedencia del autor
de la imagen Guadalupana. No. Aquí sólo me interesa hacer notar la existencia de un poema-relato escrito
por un indio en 1531 y publicado en 1649. Poema-relato antecedente (y en una
gran parte de los casos: mal escuchado) de la imagen guadalupana. Poema-relato
ajeno a toda la parafernalia creada por ciertos jerarcas, políticos, fanáticos y
remedos de investigadores ya sean oficiales o no oficiales. Poema digno de escucharse con oídos hermenéuticos.
En efecto; ¿alguien lo ha leído sin tratar de adaptarlo a esquemas ideológicos
de pensamiento?.. ¿Acaso no late ahí un sentido liberador y no opresivo? ¿No es todo lo contrario a la “aspiración milagrera” de quienes hacen maroma y teatro para
justificar sus fechorías?.. No se dignifica en ese poema náhuatl el rostro del
indio donde tiene un papel preponderante la mujer?..
Por supuesto: al escuchar verdaderamente
el Nican Mopohua, nos damos cuenta como este texto poético deja fuera de
lugar las ambiciones jerárquicas (con
respeto a los jerarcas católicos que no traicionan a Cristo liberador de todo yugo y opresión; por supuesto) pretensiosas de mercantilizar lo sagrado (léase
la revista "Proceso" del 9 de febrero de 2003: “La Guadalupana marca
registrada”) al que alejan de las
aspiraciones liberadoras del indio y, hoy por hoy, de los empobrecidos,
excluidos, desaparecidos y de quienes han sido asesinados en nuestro país.
Que el rostro materno de Dios (como suele
llamar a la virgen María el teólogo de la liberación y filósofo latinoamericano,
Leonardo Boff) nos libre de quienes quieren dar gato por liebre, y nos guíe a
la recuperación de una lectura atenta del Nican Mopohua. Amén.
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