(Dedicado
también a ti, amigo Esteban Robles)
Desde el primer contacto comunicativo con mi amigo
Esteban Robles intuí y supe que una parte fundamental de la luz que irradiaba (
y que ahora, desde su trascendencia en la casa del Gran Creador,
irradia con mucho más potencia) es su espíritu de fineza (l´esprit de
finesse) pues siguiendo la perspectiva
del filósofo Blaise Pascal en su obra “Pensamientos” quien posee espíritu de fineza jamás
pretenderá imponer “una verdad” para jactarse de salir vencedor ante el otro y
mucho menos señalará los errores del otro para intentar fragilizarlo y sentirse
por encima de él. O como bien dice el
filósofo bloguero JOSEFERJUAN en su Blog
llamado PEQUEÑAS COSAS: “ en la perspectiva de Blaise Pascal, el
espíritu de fineza no es el espíritu de quien pretende quedar siempre por
encima poniendo la última palabra, escribiendo la tilde olvidada, tachando las
palabras que no están empleadas adecuadamente, recordando lo que falta, lo que
no se hizo, lo que se podría haber hecho”.
Por otra parte amigos: nadie puede asegurar que su
personalidad es ética en la perspectiva de recibir en verdad al otro y a lo
otro, si carece del espíritu de fineza. Y ni duda cabe: cuando el espíritu de
fineza se combina con el espíritu geométrico
(como dejó muy claro el preclaro Blaise Pascal en sus “Pensées”) devenimos seres encantadores y divinos por ser plenamente humanos, como mi amigo Esteban Robles, evidentemente. Al respecto, véase mi escrito: “Fernando Esteban Larrinaga Robles, en su caminar sobre la tierra, escribió un bello libro con su vida:
(como dejó muy claro el preclaro Blaise Pascal en sus “Pensées”) devenimos seres encantadores y divinos por ser plenamente humanos, como mi amigo Esteban Robles, evidentemente. Al respecto, véase mi escrito: “Fernando Esteban Larrinaga Robles, en su caminar sobre la tierra, escribió un bello libro con su vida:
Gracias amigos por su espíritu fino (y jamás
"fresa") que les hace tratar con ternura y valentía a ustedes mismos,
a los otros y a las cosas.
Martín Mérida
En la foto: Esteban brinda un divino abrazo a su abuelito.
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