Si la vida no se expresara corriendo, el
agua permanecería estática y el fuego dejaría de ser fuego y los peces serían puntos
fijos dentro de un mar congelado. Tal vez por eso Heráclito de Éfeso luego de
sus agudas observaciones del universo cambiante expresó allá por los años
cuatrocientos antes de Cristo: “Todo fluye.” Porque si así no fuera estaríamos
(en verdad ni siquiera estaríamos) dentro de una terrible homogeneización del
cosmos donde los seres con capacidad de percibir no podrían darse cuenta de
nada desde su individualidad interconectada. Fatal entropía cósmica sería esa.
Entropía que podría cumplirse, como pregonan varios físicos, dentro de no muchos miles de años (aunque sin
duda algunos seres humanos ya viven en ese tipo de entropía). Si lo anterior llegara a
pasar, deseo la intermediación de El Dador de Vida para que con un cincel
celestial parta el hielo entrópico desde donde, junto a todo lo demás, volvamos para salir a correr.
En efecto, a mí me gusta salir a correr y
deseo continuar haciéndolo en esta vida y en la de después, porque es tan bello
que hasta solemos observar, por ejemplo,
como “La
Cordillera de Los Andes corre
desde Panamá hasta la Tierra del Fuego”.
Al respecto, justo ayer, teniendo como compañero de equipo a mi amigo Sergio Gómez López, volví a correr el medio maratón (21 kilómetros) “San Javier, 2014”. Medio maratón efectuado en el día de mi cumpleaños al que descifré como regalo de El Dador de Vida y donde corrieron tres mil quinientas existencias humanas. Regalo travesía donde también dejé correr mis sentimientos y seguí un plan meditativo de acción de gracias para llevar a efecto en cada avenida de nuestro recorrido. Plan lleno de imágenes mentales y aspiraciones entre las cuales aquí compartiré dos aspectos:
Al respecto, justo ayer, teniendo como compañero de equipo a mi amigo Sergio Gómez López, volví a correr el medio maratón (21 kilómetros) “San Javier, 2014”. Medio maratón efectuado en el día de mi cumpleaños al que descifré como regalo de El Dador de Vida y donde corrieron tres mil quinientas existencias humanas. Regalo travesía donde también dejé correr mis sentimientos y seguí un plan meditativo de acción de gracias para llevar a efecto en cada avenida de nuestro recorrido. Plan lleno de imágenes mentales y aspiraciones entre las cuales aquí compartiré dos aspectos:
1.- En primer lugar a la ruta (una de
las de altimetrías más difíciles de carreras de 21 kilómetros efectuadas en
Guadalajara) la encontré parecida a un cordero; por consecuencia me imaginé recorriendo
la forma del cordero como aquel dentro de la pequeña caja dibujada por el
aviador al Principito, en la historia “El Principito” de Antoine de
Saint-Exupery.
2.-
A cada una de las 11 avenidas a
correr le proporcioné una imagen a meditar mientras mis pies tocaban su suelo. Inicié
con fuego en mis pies, pasando por agradecimientos, imágenes mentales, proyectos. Y
nuevamente acción de gracias.
Fue agradable encontrar en la carrera al
profesor Gerardo Schwartz quien es un amable
colega en nuestra institución
laboral: el Tecnológico de Monterrey,
Campus Guadalajara. Gerardo, aparte de
toda su vasta formación como psicólogo, es un deportista completo y con muchas
experiencias deportivas nacionales e internacionales. En breve: Gerardo corre
como si de un venado se tratara. Y, pues, le doy gracias a la vida por
permitirme conocer personas extraordinarias como él.
Durante la carrera, a mi amigo Sergio Gómez
le salieron alas en los pies, pues aparte de disfrutar el recorrido no tuvo
ningún contratiempo para realizar una carrera eficaz y rápida. No era para
menos, pues Sergio es deportista nato. Deportista quien, desde niño, ha
practicado varios deportes en los que ha sobresalido y entre los cuales destacan
el fútbol rápido y el béisbol. En su entronización como corredor en carreras de
competencia, en lugar de comenzar con 10 kilómetros se animó a realizar el
medio maratón aquí aludido. Sergio, a quien
conocí mientras profundizamos en el idioma inglés, es todo un guerrero. Y por
si fuera poco, es inteligente ingeniero, responsable profesionista y gran
lector.
En la salida
del Estadio 3 de Marzo (donde se efectuó la ceremonia de premiación) encontramos al ganador
de nuestro medio maratón, en la rama varonil, a quien se le conoce en la
farándula de corredores como “el ya merito”. Se trata del mexicano Juan Carlos
carrera quien con una marca de 1:06´04 nos ha dejado anonadados. Al lado de Juan Carlos estaba el keniano (campeón en el 2013)
Joseph Ngetich quien obtuvo el tercer lugar en esta reñida competencia donde se
rumoró que “el ya merito había dejado de ser el ya merito.” El segundo lugar lo obtuvo otro mexicano cuyo
nombre es Juan Carlos Romero. Ante este encuentro, sin dudarlo, le pedí favor a Sergio para que nos
tomará una foto. Por supuesto, en esta salida del Estadio 3 de Marzo me
hubiera gustado también encontrarme a Mayra Sánchez quien fue la campeona en la
categoría femenil con un tiempo de 1:17´49. Pero Mayra se fue corriendo tras otra aventura.
Terminado este
episodio de medio maratón, fui corriendo a buscar camarones a una tienda de
mariscos ubicada en la colonia “Paseos del Sol”. Consecución nada fácil de lograr pues había una
cola tremenda como si de una tortillería se tratara. No obstante, en esa
espera, se me reveló con exagerada transparencia la frase: “Camarón que se
duerme se lo lleva la corriente.” Pero esta historia, por ser otra, la dejo para contar en una ya adviniente estación de mi recorrido por la vida.
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