miércoles, 20 de agosto de 2014

FERNANDO ESTEBAN LARRINAGA ROBLES DE CORAZÓN MUSICAL


Fernando Esteban Larrinaga Robles cuando fue bebé era musical de manera impresionante y  de esto da testimonio no sólo su mamá Lolis, pues  su tía Cecilia Robles, quien ayudaba a  bañarlo, afirma que gustaba bañarse no solo con agua sino también con canciones. Por consecuencia sontengo: quien se baña con canciones no puede sino dormir con canciones.  Y quien se baña y duerme con canciones cuando logra llegar a ser joven (a propósito no hay edad para llegar a ser joven, pues muchos aunque tengan 20 años tienen una personalidad tan anquilosada de dar pena) no puede sino tener un corazón musical. Así, una de las canciones preferidas del tiempo de bebé  de mi amigo Esteban fue “Baby belluga”. Y cómo no habría de serlo si el mar es: “way down yonder were the dolphins play. / Where you dive and splach all day./ Waves roll in and the waves roll out./ See the water squirting out your spout./ Baby beluga, oh baby beluga!..”

Dicho sea de paso, Fernando Esteban fluye tanto con la música que a sus 22 años ha  llegado a dominar varios tipos de instrumentos musicales (occidentales, orientales y de tradiciones indígenas). A propósito, estoy  hablando en tiempo presente porque no me cabe duda que a Dios le urgía un corazón musical como el de Esteban, y ese corazón ahora está emitiendo música desde la eternidad y la eternidad es ahora.

De la pasión por la música, entre otras pasiones de gran altura humana, Fernando Esteban desprende una existencia amable (a-ma-ble en toda la extensión de esa extraordinaria palabra). Y los rasgos de su  fundamental amabilidad podemos centrarla en  tres cualidades que a decir del filósofo y teólogo de la liberación, Leonardo Boff, son características de quien ha llegado a ser plenamente humano: “la justa medida, la ternura vital y el cariño esencial. ¡Que orgullo más grande ser amigo del joven  Fernando Esteban Larrinaga Robles porque Dios es tan alegre como joven!



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