El más allá se puede encontrar en el más acá si buscamos subir no por los elevadores de la costumbre. Sólo así una piedra, por ejemplo, puede poseer el encanto de hacernos llevar por sus interiores donde el tiempo del reloj se vuelve polvo (o simplemente se queda mudo).
Una piedra puede hacer llover poemas, claro está. Pero, los ojos de las personas son inagotables y los poetas de la sabiduría tanto Maya como Azteca siempre vieron piedras preciosas en los ojos. Dudo que la torre Eiffel (en verdad no me cae tan mal esa araña patona) el Washington Monument o Batman con su Batimovil (o cosas por el estilo) tengan esa chispa de infinito brotando en ojos de hombres y mujeres verdaderos. ¿Por qué estoy hablando así?... Hablo así nada más porque antier y ayer no me encontré en Tapalpa; no. El sábado y el domingo me reencontré en Retapalpa y hablé de nuevo con las Retepiedras y las Retepersonas y con mis Reteamigos entre los cuales me ven con toda claridad Daira, una Reteniña y un Retebebé de nombre Yarik. Y aquí le paro a este movimiento de escribir Re antes de las palabras porque ya está dado por supuesto.
En el camino frente a las piedras bolas llegaron volando caballos con los jinetes Julien Collado, Itzia Baltodano, Daira, Yarik, Toño y yo mismo.
En el camino frente a las piedras bolas llegaron volando caballos con los jinetes Julien Collado, Itzia Baltodano, Daira, Yarik, Toño y yo mismo.
Aterrizaje del caballo blanco.
Itzia, bebé Yarik, Julien, Daira. Y los caballos que vuelan y bailan.
Toño, nuestro guía.
Voy cantando "Cielito lindo" mientras mi corcel escucha (luego este noble ser me llenó de preguntas).
Por otra parte, los caballos son poemas que poseen sentimientos y tal vez por eso el gran Friedrich Nietzsche lloró abrazado al cuello de un corcel al que castigaba un hombre con ojos racionalistas del demonio. ¡Ah, qué ojos tan nobles poseen los caballos! Ojos que los cartesianos difícilmente llegarán a ver.
Después de muchas trepadas, pronto se abrió una piedra y apareció un bebé de Dios naciendo (Yarik).
Sí, brotó un bebé en una piedra situada entre espinas que no son la maldad de las flores, sino pequeños obstáculos para que no se acerquen esnobs, destructores de la vida y quienes están incapacitados para hablar con espinas y piedras.
Mi emoción ---en este momento—forja en mi corazón una música donde un bongo resuena entre yemas de dedos de guitarra porque Daira me miró directamente a los ojos; Daira tan mágica que hasta la luna resplandeciente se embelesa al contemplarla.
Sobre mis sentimientos generados en Tapalpa de otra ocasión (Tlapalpan en Nahuatl) puede darle un clic a la siguiente línea electrónica:
Gracias.
2 comentarios:
como siempre, es un gran placer leerte, es como tener una pequena platiquita junto la chiminea saboreando un cafe-chocolate con pan y volver a rereleerla es como continuar la platiquita mientras zapatean las làgrimas de la lluvia cotidiana, muchas gracias y hasta prontito.
Acame
Hola Martín, no sé dónde encontraste mi e-mail, imagino que en alguna lista de amigos comunes o yo te envié primero algún comunicado... en el fondo da igual, ha sido un placer pasar por este blog tan cargado de poesía y de vida. Te invito, si te apetece a pasar algún día por el mío. Un saludo.
http://valsdeloselefantes.blogspot.com
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