miércoles, 5 de octubre de 2016

ROMERO



Amigos:

Les comparto un poema del poeta León Felipe ( el viejo León, le nombraban en España) con mucho qué ver con quien ama viajar para descubrir lo nuevo. Y, pues, al respecto, ahora que estoy a punto se subir a la cima del volcán Iztaccihuatl, el poema vibra en mí de especial manera.
No olvidemos: romero es quien se conduce con el corazón festivo en una romería. La romería es distinta a la peregrinación, porque el peregrino camina con el corazón triste (lo cual también es válido porque no se conoce la alegría si pasamos desapercibido el sendero de la tristeza).

ROMERO
(Poema de León Felipe)

Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.

Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.

Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.

Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.
 
 

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