Para
partir de cimientos históricos y, de esa manera, luego abordar con bases la
cuestión política, en relación con la Ética, hoy en mi clase de ÉTICA, PERSONA
y SOCIEDAD que me encuentro impartiendo como curso intensivo de verano a 29
extraordinarios estudiantes (iban a ser 30,
pero uno de ellos tuvo que dejar la clase a causa de un imprescindible
viaje a Perú) en el Tecnológico de Monterrey, campus Guadalajara: analicé,
junto a ellos, las razones por las cuales los filósofos deciden tomar camino
aparte de los “políticos”. De los “políticos." Sí. En efecto, he puesto entre comillas la palabra “políticos,” pues en el tiempo del
gran maestro Sócrates los “políticos” olvidaron los lazos que hermanan a los
seres humanos y les valieron menos que
un pepino, al decidir caminar en el horizonte de la manipulación y la mentira
con tal de permanecer en el poder que corrompe y asesina. Y, desde entonces,
los “políticos” hasta nuestros días sólo
se han llenado la boca de la palabra “Ética”
de manera pervertida, pues una política que pretende enlazar con la
Ética y que no toma verdaderamente en serio a la comunidad de las víctimas del
horizonte fratricida (desde el Neolítico hasta nuestros días) solo ha conducido y conduce a la estupidez
que bien podemos corroborar en muchos campos de la realidad social de nuestro
México de hoy en día. Así, la muerte de Sócrates (una de las víctimas-símbolo
inmortal de ser humano que atropelló y asesinó la mentira que pretende enterrar
a la verdad) no debe olvidarse nunca,
como bien nos lo enseñó Platón e incluso Aristóteles: filósofos que de ninguna
manera son perros muertos.
Amigos:
¡Gracias por decidir ser políticos no de los
patanes que he puesto entre comillas!
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