Pero no solo Sol Arreola; también Julien Collado –el padre del pequeño— estaba ahí en un ala de la puerta. Julien sujetaba el otro extremo de la carreola mientras decía: “¡Te traemos una sorpresa!”. Julien, amigo también fruto del árbol ya citado; amigo nacido por vez primera en Francia y que se pasó a habitar en la mirada del nacido recién en este mundo: Iván.
Después de días, meses, años y almanaques que no son del todo ciertos: tuve la oportunidad de ir aterrizando al hoy para presenciar a Iván –que en este mes cumplió seis años– sin rollos de adultos. Y lo observé bailar y, mientras eso hacía , me di cuenta que un baile como el suyo dice lo que no se puede decir cuando estamos atrapados en la desesperanza. Doy gracias a Iván por su inspiración-aspiración diciendo salud a lo que rota. Y agradezco a Sol, Julien y a la música ( por supuesto) por contribuir para que este junio sea tan Géminis como la risa.
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