jueves, 11 de abril de 2019

FERNANDO ESTEBAN Y TÚ SON UNO MISMO EN EL COMPROMISO DE AMAR (O ALGO A PROPÓSITO DE LA CANCIÓN “FLUME” DE BON IVER)


Guadalajara, Jalisco.
Febrero 20 de 2014.
Carta abierta. 





Querida amiga, Lolis:

Es en lo absoluto bella la canción “Flume” de Bon Iver. Y Fernando Esteban Larrinaga Robles, al brindártela, una y otra vez quiere ser experimentado como  hijo de una madre única, bella y especial. Porque Fer se para frente a la realidad de carne, vida, mundo y espíritu, constituyéndote, e ipso facto se siente involucrado contigo. En breve: tu hijo —como bien sabes  se siente amado por ti (amado en el  profundo misterio de esa expresión de rebasar palabras y solipsismos). En efecto,  por ello Fer ahora y aquí, y más allá como más acá, se siente uno con el universo al constatarse amado. Porque tanto el Cosmos como  la Luz de nuestro asombro, serían nada si faltara el amor. Por eso el Gran Creador nos hizo para el proyecto de devenir humanos de amor y  porque sin ese fundamental ingrediente nos reducimos a polvo. Sin el amor el Cosmos y la Luz –y el misterio atrás de la Luz—desaparecerían.  No obstante, Lolis: la estructura de ser hijo de una formidable mamá como tú no se queda en el solipsismo (léase egocentrismo) pues es horizonte fundamental  que a Fernando Esteban levanta para ser un ser único e irrepetible para los demás. Al respecto, Fer explica: Soy amado –me aman—por consecuencia es ese el camino de levantarme para amar a los otros y todo lo demás.

Hoy, querida amiga, me permito dejarte aquí mi traducción de la canción FLUME. Canción de tanto  encantar a Fernando Esteban.  Por consecuencia, la traducción es responsabilidad mía, atreviéndome a sentir lo que mi amigo dice a través de esta mediación. Y toda vez que tengo certeza de haber escuchado  el trasfondo de esta bella canción de Bon Iver.

Ya casi para decirte hasta pronto, me permito insistir: El amor que llevas dentro para Fernando Esteban, es  amor  que, como árbol, florece en compromiso social (sino no sería amor. Porque sólo así, dice Fernando Esteban, al unísono de FLUME: “de orilla a orilla me muevo en el agua”). Y ese amor hace y  hará, para mayor alegría de mi amigo, que día con día lo experimentes como presencia inmortal y habitante de la casa del Gran Creador. Porque, insiste Fernando Esteban sintiendo lo que un ser inteligente recupera del instante de su nacimiento:

FLUME
“Soy para mi madre de sus ojos el niño, y eso es suficiente.  Con toda claridad  se puede  ver  en la ropa que porto. Ahora ya lo sabes: sólo el amor puede ser de ese color marrón. Lo anterior se siente cual ternura de  pegajosas plumas  en la estrechez.  ¿Sabes?.. El útero es como el cielo y la luna es como mi madre.  Por consecuencia: soy como mi ella. Ella y yo somos uno mismo… Entonces, de orilla a orilla me muevo en el agua. Nada más porque sólo el amor puede ser de color marrón.
Mientras bebo de los lagos, como una criatura silvestre,  abandonando el hilo de unión (marrona unión): sólo el amor puede ser de ese color. Color  como pegajosas plumas pasando por lo estrecho. En efecto, el útero es como el cielo, y la luna es como ella”.  

Lolis:
Recibe  mis bendiciones y un abrazo grande.
Martín Mérida.




 


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