Mientras escribo, me encuentro en el
gimnasio del TEC de Monterrey, en Monterrey, Nuevo León. Espacio donde estamos
reunidos más de 1400 profesores provenientes de todos los campus del TEC de
nuestro país. Profesores participando en un curso taller llamado “Inspirar para
transformar;” curso-taller bien conllevado donde se ha remarcado que para ser
profesores inspiradores es necesario, además de otros aspectos relevantes,
volvernos expertos en generar competencias curriculares entrelazadas entre las
diversas áreas de estudio profesional. Curso-taller con su plus de maravilla al generar la convivencia entre colegas.
Mas, continúo dándole vueltas a algunos
aspectos que me inspiran. Aspectos a los que me convoca el título de nuestro
curso-taller ("Inspirar para transformar"). En efecto, con respecto a
la perspectiva inspiración, nadie podría lanzarse a emprender un verdadero reto
significativo que lo inspire y haga inspirar a los demás, sino dispara
verdaderamente sus fuerzas internas (Carl Gustav Jung le llamaría a este aspecto,
encender las numinusidades arquetípicas). No obstante, para despertar esas
fuerzas internas, generadoras de alguna
“idea resonante”(el término “idea resonante” es de John Locke) de
lanzarnos a la acción (y así
poder vencer los retos) necesitamos del
mundo y de su realidad social. Y,
siendo profesor de Ética, no encuentro fuerza persuasiva más grande, para lanzarnos a la acción, si no
es la de darnos cuenta de la comunidad
de las víctimas de nuestro país, de nuestro continente y del mundo; porque, no
debemos olvidar (como lo han dicho muchos autores): “estamos situados en un
planeta habitado por la injusticia”. Sí, porque los retos más desafiantes, que
una vez logrados producen bienestar y maravilla, no parecen provenir de remedos
de fuerza inspiradora ni de remedos de seres humanos cuya característica
consiste en no estar abiertos a las
revelaciones proporcionadas en nuestro estar en el horizonte del mundo. Y la memoria de las víctimas debe ser eje fundamental de inspiración para quienes
pretendemos proyectos basados en la justicia, pues al menos para la Ética que
se pretenda liberadora (como lo remarca el filósofo latinoamericano Enrique
Dussel) la víctima es el nuevo sujeto histórico en la edad de la globalización
y la exclusión.
Les ofrezco a continuación las fotos que
tomé durante los días de nuestro curso-taller.
Amigos gracias por no perder la memoria de
las víctimas en la inspiración de sus proyectos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario