lunes, 17 de marzo de 2014

ALGO SOBRE POMPILIO ENRIQUE MONTESINOS ROBLERO, ADEMÁS DE SUS PALABRAS A PROPÓSITO DE MI LIBRO DE POEMAS “LOS ZAPATOS DEL NIÑO GUERRERO.”

   
Hace algunos meses mientras nos conducíamos al volcán Nevado de Colima, al preguntarle a mi amigo (amante de las montañas) Esteban Robles cómo se encontraba, me respondió con alegría serena: “Estoy viajando en este mundo en un tren de primera clase”. Respuesta que de inmediato enlacé con una afirmación del filósofo jesuita Jorge Manzano (amigo que nos dijo a-Dios al trascender esta vida el 21 de septiembre de 2013): “Dios sólo da regalos de primera clase.” Tanto en la frase de Esteban, como en la de Jorge, al hablar de clases en la manera de vivir no hay ninguna referencia a exclusivismos ni lucha de clases ni a elitismos de ningún tipo, pues los trenes para viajar en esta vida son gratuitos y de libre acceso. Pero optar por una u otra clase de tren obedece a nuestra manera de vivir desde nuestros adentros. En todo caso, las respuestas de Esteban y de Jorge hoy me hacen palpable el modo de vida de un amigo que desde niño aprendió a viajar en tren de primera clase, me refiero a Pompilio Enrique Montesinos Roblero quien, además de actuar de manera universalizable, pues estudió para poner en práctica la licenciatura en Derecho, disfruta dedicarle especial atención a los pacientes desde la farmacia "Nacional" que heredó de su padre: don Pompilio Montesinos (otro de los admirables hombres que Motozintla, Chiapas, ha tenido gracias a la autenticidad de su servicio). En efecto, Pompilio Enrique transparenta cómo la mejor opción es la vivencia de los bienes internos de la profesión que se ha elegido. Entendiendo por viviencia de los bienes internos actuar dentro del proyecto mismo que la da sentido a la profesión y aplicando los principios que desde el Informe de Belmont (publicado en 1979) se vieron como insoslayables no sólo para la Bioética: 1) principio de beneficencia, 2) principio de respeto a la autonomía; 3) principio de aplicación imparcial de la justicia. Gracias a este modo de proceder, Pompilio ha beneficiado a miles de personas tanto de Motozintla de Mendoza, como a los habitantes de los múltiples pueblos de la Sierra Madre de Chiapas. Además, quienes lo conocemos, constatamos a este joven profesionista desenvolviéndose cual verdadero cosmopolita ético al darse a entender con los seres humanos venidos de cualquiera de los puntos cardinales. Y no sólo se comunica con ellos. No. Pompilio Enrique es capaz también de comprender a los otros.

Pero, ¿qué significa viajar en primera clase?.. Sin ánimo de pretender agotar la respuesta, hoy bien puedo decir que es viajero de primera clase quien vive los siguientes horizontes:

1.- Posee capacidad de asombro.

2.- Sabe dar gracias a la vida.

3.- No erige su proyecto de vida fincado en la venganza (en franca consonancia con Frederich Nietszche cuando explica el eterno retorno a la inocencia).

4.- Ha conquistado su servicio disfrutando de los bienes internos de su profesión (o de cualquier otra opción laboral).

5.- Actúa sabiendo que el ser humano está por encima de cualquier institución, sistema político, creencia religiosa; práctica ascética y dogma de cualquier tipo.

6.- Etcétera.

Por consecuencia, mi libro "Los Zapatos del niño guerrero" tuvo un gran presentador, pues fue Pompilio Enrique quien estuvo a cargo de este horizonte en la innolvidable noche del 30 de diciembre de 2011. Dejo aquí sus palabras. 


Palabras escritas por Pompilio Enrique Montesinos Roblero a propósito de la presentación de mi libro “Los zapatos del niño guerrero” en la Casa de la Cultura de Motozintla de Mendoza, Chiapas, el día 30 de diciembre de 2011:  

Patricia Medina dice: “los poemas se comienzan solos. Cuando llego a la cita, ya se dijeron sin mi permiso las primeras palabras”.

Este poemario que hoy nos presenta Martin Mérida surge como esa verdad que nos abre los ojos al mundo que a veces ignoramos. Se lo dedica a ese mundo que a veces, con nuestra mirada ignoramos o con nuestra indiferencia rechazamos, el libro está consagrado al niño que escoge una banca de hierro, como su dormitorio huella y estigma mientras el policía le grita “niño fuera de aquí” porque el policía pertenece al país protector de las cosas; este poemario nos abre los ojos a los lectores mientras se lo brinda al niño de nueve años que “desde hace seis meses atrás, el fuego ha comenzado a tragarlo porque advino en traga-fuegos; se lo escribe al niño que por maltrato busca calor en las alcantarillas o al niño que desde las 5:30 eleva su voz en un camión, cantando como regalo el fruto de lo que su voz desprende para que unas cuantas monedas lleguen a la cita de sus manos, este poemario también lo convida a los niños que como él los llama “con zapatos de andar descalzos que llegando a convertirse en piel encallada, se presentan al final del día llenos de polvo y de cansancio pero también encuentran un lugar para dejarse debajo de la cama”. Por lo tanto, este poemario surge se lanza y se proyecta en búsqueda ilimitada de hacernos despertar profanando nuestros destinos de aprendizaje progresivo en el que todos nos pertenecemos a todos, combatiendo en retirada lo que no pregona con la estética dictada por nuestras conciencias y circunspecciones. Estos “Zapatos del niño guerrero” nos calza a todos con calcetas o calcetines de mayor o menor elástico, es aplicable, adaptable y ajustable a todas las latitudes, le pertenece al norte y al sur, al oriente o al occidente, al cielo matutino o al elegantemente vestido de luna en la oscuridad de la noche.

Martín, que tu voz sea escuchada por los niños a quienes va dedicado! Por los tuyos y los nuestros y que esa voz se haga respetar!

Señoras y Señores, con la venia de todos ustedes voy a permitirme, haciendo síntesis de la palabra, recapitular brevemente la biografía de nuestro autor.

Una de las realidades más difíciles y trascendentales a la que Martín Mérida tuvo que enfrentarse hace algunos años, fue: cambiar decisivamente su lugar de residencia, lo que lógicamente significaba, marcharse de Chiapas. Sin embargo, este éxodo perseguía esa afanosa búsqueda de ese futuro que pretendía beber los aires literarios de otras dimensiones y a su vez, contribuir categóricamente, aportando lo suyo.

A mediados de 1998, Martín llegaba a Guadalajara de la mano de una licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana alumbrada por la UNACH, y otra más, en Filosofía por la UNIVA. Exploraba a su vez la posibilidad de una oportunidad que se le presentara con la naturalidad y desenvoltura de una vivencia espontánea, sin recurrir a las dimensiones de entelequias forzadas o compelidas en el afán de ser ocupadas. ¡No! Martín deseaba conquistar, no invadir ni acometer con prisas ni tropelías, para adquirir su futuro de escritor. En ese entonces, la templanza de su perfil se constituía ya, con decenas de libros y millones de letras enlazadas en la vastedad de su patrimonio filosófico intelectual; hoy, ha expandido esa dimensión académica añadiendo una Maestría en Desarrollo Humano por el ITESO, una Maestría en Educación por la UNIVA, una Maestría en Filosofía y Ciencias Sociales por el ITESO. Paralelamente nuestro autor publica artículos a nivel nacional, en periódicos y revistas especializadas e igualmente, labra con su prosa inacabable, escritos imperecederos en su pagina electrónica que todos podemos visitar a diario en : http://martinmerida.blogspot.mx/

Además de haber escrito "Los zapatos del niño guerrero" (2011). Es autor de los siguientes libros de poesía: “Donde convoca el alma” (1996), “El milagro de tu voz distinta” (1998), “ La pasión según un hombre cualquiera” (2002), “El país de la mirada” (2003 y 2008) y “El viaje que no elegimos” (2009). Y en ese deseo ilimitado de infundir a Motozintla desde su propio ámbito, advino novelista con “El poeta y el niño de la piedra” editado en 2005 y sus obras se han colocado ya, en librerías de New York, Madrid, Paris y Berlín.

Hoy por hoy, Martín ha labrado su porvenir “deseando ser una persona del presente, con su pasado desatándose mientras su futuro va llegando” incumbido por la razón única de la autenticidad incansable de Ser Él mismo, diariamente, sin poses ni cliches, pugnando siempre por la autenticidad, la justicia humana, la búsqueda de la verdad y del respeto hacia cada quién; es profesor de planta en el ITESM campus Guadalajara, Premio Nacional de Poesía UdM en Monterrey, Nuevo León en 1999, Ganador de los XVll Juegos Florales Amado Nervo en 2003, Premio para la publicación de novela en 2005 convocado por el Consejo Estatal para la Cultura y las del Estado de Jalisco, pero su corazón aun reside en esta “tierra de las ardillas grises” y auqnue en la actualidad continua viviendo en Guadalajara, Jalisco, dice su blogspot que “habita una casa desde cuya ventana le saludan arboles que vuelan en un parque que suele desprender un tiempo que no se mide”. Hace unos pocos días, entregó su más reciente obra a la editora de su primacía y su deseos más altos y generosos eran, que si la oportunidad se lo permitía, estaría presentando este trabajo reciente, a finales de diciembre: aquí en Motozintla! Pues bien, Señoras y Señores, hoy nuestro destacado Autor nos viene a presentar “Los zapatos del niño guerrero”. Recordemos solamente que Martín Mérida es hijo de la profesora. Consuelo Mayorga Bartolomé y del profesor Manuel Merida Figueroa, pero ante todo, Martín es hijo de esta “ladera de las ardillas grises” y uno de los hijos predilectos de la literatura y de la poseía universal contemporánea.

Señoras y Señores les pido un aplauso de bienvenida a nuestro poeta: Martín Mérida.
 
En la foto: Pompilio Enrique Montesinos Roblero.

















Centro profesional desde donde labora Pompilio Enrique





 
 

 

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